11/23/2010

Eugenesia

“En mi opinión, estoy totalmente en contra de la Eugenesia. Entonces si es que nos concebimos como la naturaleza nos hizo ¿por qué tratar de deshumanizarse?, no creo que la Eugenesia sea compatible con la ética, moral, altruismo y naturaleza “buena” del ser humano”. Sin contar los crímenes de lesa humanidad que cometieron algunos gusanos que se decían llamar raza superior”.


Aunque ya Platón introdujo el concepto de eugenesia en su obra “La República”, no fue hasta 1865 cuando fue formulada por vez primera por Sir Francis Galton, recurriendo al trabajo de su primo Charles Darwin. La eugenesia (término derivado del griego ‘bien nacido’ o ‘buena reproducción’) es la rama de la manipulación genética que estudia el mejoramiento de las cualidades no deseables de la especie humana. Con ello se persiguen varias metas, desde la creación de personas más sanas e inteligentes, al ahorro de los recursos de la sociedad o el alivio del sufrimiento humano.

Los medios antiguamente propuestos para alcanzar estos objetivos se centraban en la selección artificial, mientras los modernos se centran en el diagnóstico prenatal y la exploración fetal, la orientación genética, el control de natalidad, la fecundación in vitro y la ingeniería genética.


El Lado Oscuro de la Eugenesia


Durante la historia, la práctica de la eugenesia se ha reflejado en la limpieza étnica, promovidas generalmente por el estado, así como en la esterilización de personas con discapacidad intelectual, delincuentes, pobres o enfermos mentales. Los primeros eugenesistas estaban más preocupados con los factores observables de la inteligencia que a menudo se correlacionan fuertemente con la clase social. Muchos eugenesistas se inspiraron en la cría selectiva de animales (donde se suele trabajar para lograr pura razas) como analogía para la mejora de la sociedad humana.

En Escandinavia, dirigentes políticos y genetistas aplicaron medidas de esterilización forzada porque temían que el Estado Providencia en ciernes impulsara a los “inaptos” a reproducirse.
Entre 1934 y 1975, 63.000 personas, de las cuales 90% eran mujeres, fueron esterilizadas autoritariamente en Suecia, y 48.000 en Noruega. Los genetistas y políticos británicos y neerlandeses recurrieron, en cambio, a programas “voluntarios”, pero procediendo a una segregación masiva de los “retrasados mentales”. En Estados Unidos, en torno a 60.000 afroamericanas fueron esterilizadas a la fuerza entre 1907 y 1960 por motivos racistas.

Pero la experiencia más traumática la encontramos en Alemania, donde los nazis pusieron en práctica su ideología racial, por lo que decidieron deshacerse de aquellas razas que ellos consideraban inferiores (6 millones de judíos, 800.000 gitanos) y ejecutando un programa médico denominado Aktion T4 en el que se eliminó o esterilizó a 275.000 personas, entre impedidos, enfermos mentales y homosexuales.


Eugenesia en Latinoamérica

Las políticas estatales de algunos países latinoamericanos defendieron el predominio social blanco incrementando la inmigración europea y erradicando las poblaciones indígenas. Esto puede ser particularmente obvio en Argentina, Brasil y Chile, países en los que este proceso se conoce como blanqueamiento y branqueamento, respectivamente.

Críticas a la eugenesia

Mientras la ciencia de la genética ha provisto cada vez más medios para poder identificar y entender ciertas características y enfermedades, dada la complejidad de la genética humana, la cultura y la psicología, no hay en este momento medio alguno para determinar qué rasgos serían definitivamente deseables o indeseables. Las manipulaciones eugenésicas destinadas a reducir la propensión hacia la criminalidad y la violencia, por ejemplo, podrían resultar en que la población terminase siendo esclavizada por un agresor externo si pierde la capacidad de defenderse a sí misma. Por otra parte, las enfermedades genéticas como la hemocromatosis puede incrementar la vulnerabilidad ante algunas dolencias, provocar deformidades físicas y otras disfunciones. Las medidas eugenésicas contra muchas de estas enfermedades ya están siendo emprendidas en países de todo el mundo, mientras las medidas contra rasgos que afectan más sutilmente y se entienden peor, como la criminalidad, están relegadas al ámbito de la especulación y la ciencia ficción. Los efectos de las enfermedades son en esencia totalmente negativos y las sociedades de todas partes buscan reducir su incidencia por varios medios, algunos de los cuales son eugenésicos en todo salvo el nombre. Los otros rasgos que se discuten tienen efectos tanto positivos como negativos y generalmente no se controlan en la actualidad en ningún lugar.


Una crítica comúnmente avanzada a la eugenesia es que, como queda demostrado por su historia, inevitablemente lleva a medidas que resultan poco éticas (Lynn 2001). H. L. Kaye escribió que «la verdad obvia es que la eugenesia ha sido desacreditada por los crímenes de Hitler»  R. L. Hayman argumentó que «el movimiento eugenésico es anacrónico, siendo reveladas sus implicaciones políticas por el Holocausto» (Hayman 1990). Steven Pinker ha afirmado que es «una opinión ortodoxa entre los académicos de izquierda que los genes implican genocidio.» Ha respondido a esta  «opinión ortodoxa» comparando la historia del marxismo, que tenía la posición opuesta a la del nazismo sobre los genes:
Pero el siglo XX sufrió dos ideologías que llevaron a genocidios. La otra, el marxismo, no tenía uso para la raza, no creía en los genes y negaba que la naturaleza humana fuese un concepto significativo. Claramente, no es un énfasis en los genes o la evolución lo que es peligroso. Lo es el deseo de rehacer la humanidad mediante métodos coactivos (eugenesia o ingeniería social) y la creencia de que la humanidad avanza gracias a una lucha en la que los grupos superiores (raza o clases) triunfan sobre los inferiores. Richard Lynn argumenta que cualquier filosofía social es susceptible de uso ético incorrecto. Aunque los principios cristianos han ayudado a la abolición de la esclavitud y la institución de programas de bienestar social, Lynn advierte que la iglesia cristiana también ha quemado a muchos disidentes y ha hecho la guerra contra los infieles, asesinando los cruzados cristianos a gran número de mujeres y niños. También argumenta que la respuesta apropiada es condenar estas muertes, pero creer que el cristianismo «inevitablemente lleva a la exterminación de aquellos que no
aceptan su doctrina» carece de justificación (Lynn 2001).

Rasgos recesivos heterocigóticos

En algunos casos los esfuerzos por erradicar ciertas mutaciones de un único gen resultarían baldíos. En el caso de que la enfermedad en cuestión fuese un rasgo recesivo heterocigótico, el problema es que tras la eliminación del rasgo visible no deseado, quedarían aún tantos genes para la enfermedad en el genoma como los que fueron eliminados en virtud del principio de Hardy-Weinberg, que afirma que los genes de una población se definen como “pp+2pq+qq” en el punto de equilibrio. Mediante el diagnóstico genético sería posible detectar todos los rasgos recesivos heterocigóticos, pero supondría un coste enorme con la tecnología actual. Bajo circunstancias normales sólo es posible eliminar un alelo dominante del genoma. Los rasgos recesivos pueden ser reducidos drásticamente, pero nunca eliminados a menos que se conozca la composición genética completa de todos los miembros de la población, como se ha mencionado antes. Dado que sólo unos pocos rasgos indeseados, como
La enfermedad de Huntington, son dominantes, el valor práctico de «eliminar» rasgos es bastante bajo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Todos los usuarios de Internet son bienvenidos a este blog y por eso tienen todo el derecho a comentar y a dejar sus ideas y opiniones. En este foro esta prohibido el insulto, la falta de respeto, o la agresión a otros usuarios.